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MANUAL DEL BUEN VECINO

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Dicen que un amigo es un tesoro. Algo así podríamos decir de los buenos vecinos cuando se trata de vivir en comunidad compartiendo espacios comunes. Aunque se suele partir de una convivencia armónica, ciertos inconvenientes como los ruidos a deshora pueden dar por terminada con la relación. Estos desórdenes son casi idénticos en cualquier edificio. "Hay determinados hechos que se repiten en prácticamente todos los edificios y hacen que haya disgustos entre los vecinos, generando rencillas entre ellos y haciendo más complicado el día a día".

Las discusiones erosionan, a veces de forma irreversible, el entendimiento entre los habitantes de un edificio. Estamos convencidos que, "la educación hoy también está en crisis y afecta al ámbito de los propietarios". Pero más allá de acciones poco solidarias como tender la ropa sin escurrir, sacudir las alfombras por el día o subir el volumen de la tele, el mantenimiento del edificio necesita del consenso económico. Se debe lograr un equilibrio entre los que quieren gastar poco o nada y los que quieren enfrentar mejoras.

Como ser el vecino ideal

1. No hacer ruido a horas intempestivas - No estamos diciendo que haya que andar de puntillas. Simplemente, hay que respetar el descanso de los demás. Se afirma que "cuando la buena voluntad y el diálogo no funcionan, el presidente de laJunta de Propietarios suele dirigirse al propietario como vía intermediaria para que cese en dichas actividades molestas. En su defecto, la Junta de Propietarios puede decidir acudir a los tribunales". Es normal que los fines de semana haya un poco más de ruido, pero cuando una fiesta en casa se sale del horario suele acabar con la visita de serenazgo.

2. No ocupar las zonas comunes porque sí - El descanso no es una extensión de la casa, así que no se puede usar de depósito. No es el lugar para dejar la bicicleta u otros elementos. Tampoco es lugar para dejar la bolsa de basura hasta que haya tiempo de bajar a tirarla. Entre este tipo de disputas también se cuentan los "elementos que sobrepasan los límites establecidos en plazas de garaje, ya que carecen de una división física que las separe de las zonas comunes".

3. Mostrar una postura dialogante en las juntas - Las reuniones de propietarios a veces se convierten en un intercambio de reproches. Hay que guardar la compostura en los enfrentamientos con vecinos de una opinión contraria a la nuestra. En una Junta de Propietarios hay opiniones y necesidades muy dispares, por lo que a veces es complicado llegar a un punto en común entre los vecinos. Lo ideal es exponer los argumentos con educación. Además de respetar orden del día, Se sugiere usar alguna herramienta online donde los vecinos puedan sugerir los puntos a tratar, dado que se agiliza mucho el proceso. Al final, se debe acatar la decisión de la mayoría.

4. Plantear el cobro de una cuota extraordinaria para mejoras comunes - La obligatoriedad de contar con este pago adicional no debe pasarse por alto. Es un gasto extra sí, pero hay que pensar en que las mejoras sugeridas por el Presidente, constituirán un ahorro a largo plazo. La desinformación es el peor enemigo.  La forma correcta de hacer conocer a los vecinos, las mejoras por hacer, es presentándoles un informe estimativo de la inversión bien detallada. Igualmente, hay que poner en relieve que las medidas realizadas repercutirán directamente en el ahorro, permitiendo reducir la factura de agua del Edificio.

5. Avisar de las obras en el departamento con antelación - Hacer una reforma no solo es un fastidio para los habitantes de la vivienda, sino también para el resto de los ocupantes del edificio. Además de ponerlo en conocimiento de los propietarios, hay que respetar un horario, estipulado en las ordenanzas municipales. En nuestro caso el horario permitido es desde las 9 a.m. hasta las 5 p.m. de lunes a viernes, a excepción de los sábados, domingos y feriados. Ni qué decir tiene que estas obras deben contar con los correspondientes permisos, no solo en el ámbito administrativo, sino también civil, ya que, si las obras alteran elementos comunes del edificio, deberán someterse a la autorización de la junta.

6. Mantener controladas a las mascotas y a los niños - No a todo el mundo le gustan los perros, sobre todo, si no paran de ladrar. Pasa lo mismo con los bebés que rompen a llorar de madrugada o con los niños que saltan y corren de un lado a otro para tortura del vecino de abajo. Hay que minimizar el impacto lo mejor posible. El paso es acudir directamente al vecino para plantearle el problema de manera directa con el fin de que controle los ruidos o los problemas que se ocasionan. De nuevo, el respeto y el sentido común son la base, puesto que todos tenemos que hacer un esfuerzo por educar a nuestros hijos y mascotas.

7. Ser comprensivo con los morosos - El desempleo u otros casos ha tenido su efecto en nuestra colectividad. Si un vecino no paga las cuotas por causas sobrevenidas, hay que recordar que mañana se puede estar en su lugar.  No obstante, la paciencia tiene un límite. Como medida de castigo, a veces se plantea el privar al moroso del uso de ciertas zonas comunes. Sin embargo, la legislación es contraria a esta posibilidad al considerar que la Junta de Propietarios carece de potestad sancionadora y que la vía para reclamar el pago de la deuda es la judicial.

La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad.  Dalai Lama



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